miércoles, 29 de septiembre de 2010

Padre de Diego Schmidt-Hebbel enfrenta a Pilar Pérez y a José Ruz y los trata de fríos asesinos

Sólo los sollozos que a veces se escuchaban al interior de la sala y el ruido del motor de las cámaras fotográficas interrumpían el relato del economista Klaus Schmidt-Hebbel. El padre del asesinado Diego entregó ayer un estremecedor testimonio ante los jueces del Tercer Tribunal Oral sobre lo que significó el hecho de perder violentamente a su hijo: fue, explicó, "una bomba atómica" que explotó en medio de su familia.

La declaración la hizo en la cuarta jornada del juicio en contra de Pilar Pérez y de José Ruz por el triple homicidio del joven ingeniero comercial Schmidt-Hebbel, del ex esposo de la mujer, Francisco Zamorano, y de la pareja de éste, Héctor Arévalo.

Pero más que eso, fue la primera vez que el ex economista jefe de la OCDE cruzaba una mirada directa con la que es considerada la principal sospechosa del asesinato de su hijo. Y Klaus Schmidt-Hebbel no fue indiferente a eso. Con rabia la miró a los ojos y la apuntó con su dedo índice, la trató de "asesina" cuando recordó los hechos ocurridos dos años atrás. También, por cierto, lo hizo con el supuesto sicario de la mujer, José Mario Ruz.

"Cuando me bajé del avión (se refiere al día en que llegó a Chile luego de enterarse del crimen) vine al Centro de Justicia a presenciar la formalización del asesino que está sentado ahí (apunta a Ruz)", recordó, y luego agregó: "El día lunes, creo que fue el lunes, se formaliza a la asesina que está sentada acá (apunta de nuevo) por el crimen y otros crímenes cometidos".

Ante la pregunta del fiscal Carlos Gajardo de si conocía a los acusados, el académico de la UC sostuvo que nunca los vio antes, aunque hizo una salvedad con la mujer: "A la señora María del Pilar Pérez, que me está mirando y esbozando una sonrisita, nunca la conocí antes, pero sí estaba informado como todo su grupo familiar, sus propios hijos y su madre de lo peligrosa que era esta mujer".

Así aludió a que Diego y su novia, Belén Molina, le habían contado detalles de la disputa por la herencia familiar (lo que a juicio de la fiscalía desencadenó el crimen), aunque se habían callado otros, entre ellos, el supuesto intento de asesinato en contra de la nuera de la mujer.

Mientras, los sollozos de parte de las cerca de 50 personas que acompañaron al economista (entre ellos personajes públicos como Vittorio Corbo, Felipe Lamarca, Ricardo Paredes y Andrea Tokman) se acrecentaron, aunque algunos se transformaron en miradas de desprecio. El propio Klaus cedió ante la carga emotiva y se quebró cuando recordó la llamada que recibió en París (donde trabajaba) informándole del deceso. "Me dijeron que producto de las heridas Diego había fallecido", dijo con la voz entrecortada y luego bebió un largo sorbo de agua para pasar el instante. El otro momento fue cuando hizo mención a la corrida "Deja tu huella", organizada por su grupo de amigos, muchos de los cuales se encontraban en la sala con camisetas alusivas a ese momento.

Daño económico

Klaus Schmidt-Hebbel trató el homicidio como un hecho "frío y calculado" y lo comparó, incluso, con un atentado de Al Qaeda: "Si alguna célula de Al Qaeda planea colocar una bomba en una estación de tren que puede ser Atocha, quien planea la colocación de esa bomba, conjuntamente con la persona que lleva la bomba, planifica fríamente el hecho. Y es exactamente así, con la información que yo tengo, cómo se calculó fríamente el asesinato de la familia Molina Pérez y a toda persona que estaba en ese momento formando el grupo familiar".

Aparte de lo trágico, Klaus Schmidt-Hebbel argumentó acerca del impacto que tuvo en su carrera (y en su economía) el homicidio de su hijo. El profesional tuvo que dejar a los pocos meses su importante cargo en la OCDE para volver al país para estar con su familia. "Por supuesto que hay un daño económico significativo", sostuvo, además de truncar su desarrollo profesional.

''Tengo plena confianza en la justicia chilena y en este tribunal que se va a hacer justicia en esta serie de asesinatos
maquinados por esas personas sentadas ahí".

''(Diego) fue un puntal muy significativo para la familia. Lo lloramos por siempre hasta el día de hoy y lo haremos
todos los días".

KLAUS SCHMIDT-HEBBEL
En su declaración




Comunicación no verbal: Ruz arrepentido
Rodrigo Hollmann es un periodista que en su currículum señala ser experto en comunicación no verbal. Desde algunas jornadas se encuentra en el juicio y vía twitter (@rhollmann) entrega sus apreciaciones, principalmente, de los gestos de los acusados.

Según su apreciación, José Ruz se ve arrepentido. Dice que, al menos, tiene conciencia moral. "Tiene miradas permanentes hacia abajo. Signos de tristeza, está siempre golpeado. Emocionalmente está inestable", sostiene. Contraria es su apreciación sobre Pilar Pérez, sobre quien cree que está tranquila en que será absuelta. "Creo que ella tiene confianza en que va a salir libre de polvo y paja. El abogado no está muy confiado en eso", asegura y agrega que, por lo mismo, la mujer no muestra ningún signo de arrepentimiento: "Cuando Agustín Molina relataba los daños a los vehículos y a la propiedad, hacía algunos signos de placer muy, muy sutiles, prácticamente imperceptibles, pero los hizo". Hollman agrega que cuando se habla de su familia, Pilar Pérez se inclina hacia adelante y muestra interés. Cuando el turno es de los peritos que hablan de las heridas de la víctima, el gesto es a la inversa. Eso muestra, según él, indiferencia.


Testigo vio a una mujer rubia con bata cerca del lugar del crimen
Aparte del testimonio del padre de Diego Schmidt-Hebbel, en la jornada de ayer declararon otras personas. Entre ellas, dos testigos de una parte de los hechos y otros dos peritos que en su momento tuvieron acceso al cuerpo del fallecido joven, novio de Belén Molina, sobrina de Pilar Pérez, conocida como "La Quintrala".

El primero de ellos fue el doctor Gabriel García, perito criminalístico de la Policía de Investigaciones (PDI). El profesional apuntó a que las dos heridas que recibió Schmidt-Hebbel pudieron causarle la muerte por separado. Además, sostuvo que la bala que recibió el joven tuvo una trayectoria de 10 centímetros, y que además el economista tuvo que estar agachado al momento de recibirla. Sobre la herida cortopunzante, el doctor identificó tipos de cuchillos compatibles con la lesión.

También fue el turno del médico tanatólogo del Servicio Médico Legal Sergio Sotelo, quien describió el tipo de heridas que recibió el fallecido. Todo frente a un set de crudas imágenes del cuerpo y la autopsia. Las fotos, por cierto, están bajo prohibición de divulgación por parte del tribunal.

Sotelo, además, mostró la bala asesina que fue extraída del cuello de Diego Schmidt-Hebbel. También estuvieron en el estrado dos testigos de la huida de José Ruz y la persecución que hizo Agustín Molina (padre de Belén) la mañana del crimen.

Uno de ellos, Pablo Domínguez, aseguró que luego de tratar de detener al fugado se acercó hasta la puerta de Seminario 97, en donde estaba el cuerpo, y que vio asomarse, en la entrada contigua, a una mujer rubia en bata blanca. Ella sería Pilar Pérez. También estuvo frente a los jueces el comerciante Erick Betancourt, quien también se cruzó en la huida de Ruz. Ambos testigos reconocieron el vehículo rojo al que el acusado se subió luego del crimen. Los hombres le tomaron la patente, lo que permitió a la policía dar con Ruz. Para hoy está previsto que declare Greta Niehaus, madre de Diego, además de peritos y policías.


Autor: http://diario.elmercurio.com/2010/09/29/nacional/nacional/noticias/F7E8DC5E-7E2A-4EFE-A84C-A8146CC02153.htm?id={F7E8DC5E-7E2A-4EFE-A84C-A8146CC02153}(El Mercurio)

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