sábado, 27 de junio de 2009

Gastos excesivos y pérdida de control interno provocaron caída de Herrera de Investigaciones

"¿Dónde estaba cuando le avisaron?", fue una de las primeras preguntas que la Presidenta Michelle Bachelet hizo al recién designado director de Investigaciones, Marcos Vásquez Meza, jefe policial en Concepción, mientras se sentaban ayer a primera hora en un salón en La Moneda. La Mandataria había llegado esa madrugada de México y con el anuncio del nuevo jefe policial buscaba dar por cerrado uno de sus principales flancos en las últimas semanas.


El jueves, Arturo Herrera la había llamado por teléfono a México para cursar su renuncia. Y en una carta a Bachelet, difundida ayer por La Moneda, indicó que en los últimos meses se han conocido hechos que "sin duda dañan la imagen pública de la institución", por lo que "me ha parecido que mi deber de policía es dar un paso al lado".


Pese al tenor de la misiva de Herrera, su caída ocurrió tras una fuerte presión del Gobierno, que comenzó el miércoles de la semana pasada, cuando el ministro del Interior, Edmundo Pérez Yoma, lo citó en su casa para pedirle la renuncia y notificarle que dejaría su cargo en una reunión con Bachelet en La Moneda.


Pese a ello, Herrera pidió licencia médica -postergando la cita con la Presidenta- y señaló el domingo pasado a El Mercurio que "nadie" le había pedido la renuncia. Tres días después, ascendió a seis jefes policiales.


Ambos hechos no sólo colmaron la paciencia del Ejecutivo, sino que también fueron leídos como una "declaración de rebeldía" de Herrera. Y se instaló el temor de que provocara alguna demostración de fuerza que involucrara a Bachelet. Así, se optó por adelantar todo y abortar la idea de que Herrera entregara su cargo en una cita con la Mandataria.


Pérez Yoma le comunicó esto a Herrera por vía telefónica el jueves, antes de que llamara a Bachelet a México.


Aunque la decisión de pedirle su renuncia había sido tomada ante el escándalo provocado por el programa Contacto, que vinculó a altos detectives con una red de prostitución infantil en Valparaíso, la mala evaluación era de antes.


Molestia previa


Varios elementos alimentaron la molestia del Ejecutivo. En La Moneda hablan de gastos excesivos, como el uso de fondos de la institución para arrendar una casa y la adquisición de dos lujosos autos blindados para uso exclusivo del director de la PDI. Esto último, objetado por Contraloría en 2005.


Pero lo que más recalcan es lo que califican como "vacío de poder" en la institución. Y esto lo vinculan con la campaña de Arturo Herrera para presidir Interpol, elección que perdió en octubre del año pasado.


En el Gobierno sostienen que el ex jefe policial centró gran parte de su atención en dicha campaña, para la que asignó US$ 70 mil de fondos institucionales y envió una comisión a buscar apoyos al Líbano, Arabia Saudita y Egipto. Esto, mientras perdía progresivamente el control interno de la PDI.


Así, poco después de lanzar la nueva imagen institucional de la PDI dio de baja a nueve funcionarios implicados en una red de corrupción. En noviembre de 2008, el subprefecto Jorge Donoso, ex jefe del Departamento de Monitoreo Telefónico, confesó haber quemado cintas con escuchas al ex director del Registro Civil Guillermo Arenas. Y en abril de 2009, tras ser apresado por vínculos con una red narco, el subprefecto Francisco Lapolla reveló fotos del vehículo del otrora subdirector operativo, Óscar Gutiérrez, en el estacionamiento del "Lucas Bar".


Ayer, Pérez Yoma agradeció la labor de Herrera. En La Moneda dicen que fue para no profundizar la tensión.

Autor: http://diario.elmercurio.com/2009/06/27/nacional/politica/noticias/42E793D4-94CC-4B58-AFD5-30C66787F4BF.htm?id={42E793D4-94CC-4B58-AFD5-30C66787F4BF} (El Mercurio)

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