viernes, 16 de abril de 2010

Jueces condenan a 10 años a pastora por la muerte de su hijo Eloy

El tribunal oral condenó ayer a 10 años y un día de presidio efectivo a la pastora aimara Gabriela Blas Blas, como autora de abandono de menor con resultado de muerte, delito cuya víctima fue su propio hijo Domingo Eloy (3), quien falleció en el altiplano en julio de 2007.
Los jueces desestimaron favorecerla con atenuantes, por lo que fue castigada con presidio mayor en su grado medio, aunque la pena durará 5 años menos que los pedidos por la fiscalía.
Gabriela Blas escuchó impasible su condena. Pero dirigentes aimaras presentes en la sala reclamaron contra el fallo. "Vine todos los días al juicio y creo que lo que ocurrió tiene que ver con las vivencias de las pastoras aimaras que llevan consigo a sus hijos", dijo la presidenta de las mujeres indígenas de Arica, Lorenza Huanca, en consonancia con la tesis de la defensa.
La fiscal Javiera López descartó que el juicio haya vulnerado los derechos de la acusada en su calidad de indígena, ya que los jueces examinaron su pertenencia a la cultura aimara, pero concluyeron que ello no altera su responsabilidad penal. López destacó que el lugar donde fue finalmente hallado el niño, una pampa desolada a 15 kilómetros del punto de su extravío, demuestra que fue dejado allí por terceros con la intención de dificultar que se diera con su cuerpo.
En el juicio, los policías que interrogaron a Blas destacaron que se mostró sin emociones ante la muerte de su hijo, e hicieron notar su capacidad para hilar distintas historias sobre lo sucedido; entre ellas, haberle matado a golpes y por asfixia.
A juicio de la defensora nacional, Paula Vial, los jueces aplicaron cánones occidentales para examinar expresiones culturales indígenas. "No sólo en el hecho de estimar que dejar a un niño solo durante el pastoreo es un descuido. Tampoco para entender por qué Gabriela entrega diversas versiones a la policía", agregó. Al entender de Vial, el contexto de angustia expuso a la pastora a sugestiones, ya que las mujeres aimaras sólo establecen relaciones de confianza con otras mujeres de su comunidad. Esta falta de garantías a su condición indígena puede, en su opinión, llevar a anular al juicio o a que sea examinado por la Corte Interamericana de Derechos Humanos.
La primera versión que Gabriela Blas dio a la policía, en presencia de su abogado, fue determinante en su condena de 10 años de reclusión. Entonces, la mujer expresó que había abandonado a su hijo en la línea del Ferrocarril de Arica a La Paz.
Además, los jueces para descartar el tema indígena resaltaron que "no es propio de la cultura aimara abandonar a los niños".

Autor: http://diario.elmercurio.com/2010/04/16/nacional/nacional/noticias/F28F1F7F-817E-4A65-BB47-B746BD4225E9.htm?id={F28F1F7F-817E-4A65-BB47-B746BD4225E9}(El Mercurio)

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